18 de abril de 2009

Del atribulado y un pequeñísimo aporte de Marta Veleiro.

No he visto en las Crónicas del blog ninguna anécdota referida a las clases de gimnasia para las chicas. Aquí les dejo una.
En 4to año teníamos natación en la pileta del gimnasio del Joaquin. La revisión sanitaria ante nuestro asombro y perplejidad la hacía un médico algo degeneradito de mano larga. Lo cómico era que la práctica incluía un concienzudo análisis de orina. Para esto, minutos antes de iniciar la clase de natación, nos daban unos vasos de descarte, como los utilizados para servir café. Sin ningún ayuno previo debíamos orinar dentro de los vasos con mucha puntería y precisión. No todas teníamos ganas pero por suerte siempre contábamos con alguna “meona” que se ocupaba de completar las muestras. El médico miraba las muestras como un experto enólogo que analiza turbiedad de un chablis o un torrontés. Con las chicas nos preguntábamos si también lo iba a catar para dar el veredicto: apta o no apta para nadar.
Sus manos largas, la mirada libidinosa y su dudosa técnica para analizar la orina terminaron por hartarnos y nos negamos a continuar con el ritual de la revisión y no fuimos a natación por el resto del año.



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gracias Néstor y Marta.

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