16 de abril de 2009

Del atribulado y otro aporte de Marta Veleiro

De Alberto Spinelli Zinni guardo un gratísimo recuerdo. Gerardo Gimeno y yo lo encontramos por 1982 en la Facultad de Ciencias Económicas. Él subía por unas escaleras y justo nosotros las bajábamos. Al cruzarnos nos reconoció y nos llamó por nuestros nombres incluso recordando de que promoción éramos (1974). Luego de los saludos de rigor nos recomendó qué cursáramos “Sociología” en su cátedra asegurándonos una “manito”, ¡una pena por qué ya la teníamos aprobada!
Spinelli usaba unos lentes chiquitos montados en la punta de su nariz y jamás se los quitaba leyera o no. Tenía un tic muy particular: dejaba asomar su lengua por la comisura de sus labios y la movía temblorosamente. Recuerdo bien su costumbre de prestar libros. Een aquél 5to 2da me prestó uno qué versaba sobre religión oriental (¿?). Pero si hay algo que no olvidaré jamás fue un viaje que él organizó a Mar del Plata para conocer la industria pesquera. El periplo incluía almorzar un domingo en la casa de su hermano junto a toda la familia. Nosotros éramos como cuarenta chicos y el profesor nos presentaba como: “mis hijos”. Pasando a otro tema, de aquella participación en el programa “Feliz Domingo” recuerdo que ganamos el “repechaje” en una prenda de basquet gracias a la participación de “Chiquito” López. Cuando pasamos a las preguntas y respuestas nos creíamos seguros ganadores por contar con Spinelli, ya que él tenía un amplio conocimiento de todas las materias. La primer pregunta que nos hicieron era sobre un emperador romano. Había tres respuestas posibles y por indicación de nuestro profesor elegimos “Julio César”. Pero éste había sido cónsul y dictador pero jamás emperador. Conclusión: perdimos en la primera. Imaginen nuestra desilusión ¡no lo podíamos creer! Spinelli con toda la vergüenza encima no sabía cómo disculparse mientras nosotros tratábamos de consolarlo a él. Al día siguiente (lunes) teníamos merceología y durante su clase siguió ofreciéndonos sus disculpas y explicarnos qué él tenía un “tempo largum” (sic) para responder y que la producción del programa la requería rápido y eso le había jugado en contra. El resto de la clase de merceología la dedicó a hablarnos sobre la historia de Cayo Julio César.
Alberto Spinelli Zinni a sido un tipo entrañable del que guardo un gratísimo recuerdo.


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gracias Néstor y Marta.

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