10 de mayo de 2009

De todo un poco, pero muy bueno.

Recibimos un mail muy emotivo, que incluía su boletín de primer año que lo cursó en 1968, y si bien en este blog todo ex alumno es considerado de la misma manera, cuanto más lejana es la promoción (por no decir "vieja") más melancólicos nos ponemos...



"Mi nombre es Daniel Joarge Martinez, ingrese en el Joaquín en 1968, y egresé en 1972, vivía en ese entonces en Lanús, y aún sigo viviendo en el mismo lugar, mis padres me inscribieron en el Joaquín, por el prestigio que tenia el Colegio
Hasta 1967 el ingreso al Joaquín se hacia luego de haber aprobado un riguroso examen de ingreso, para el cual me estuve preparando durante todo el último año de la primaria. En 1968 después de tanta preparación, el ingreso fue sin examen.
En el 68 había 14 divisiones de primer año, de aproximadamente 30 alumnos cada una, y ocupábamos todo el 2do piso. A mi me tocó 1ro 1ra.
En segundo año esas 14 divisiones quedaron reducidas a 3.
Recuerdo perfectamente mi primer día de clases: primero la formación en el patio, y luego a la división. Previo a la entrada a la misma, se formaba una fila en la puerta del aula, y luego se entraba. Un recuerdo de ese día que me quedó grabado para siempre fue la entrada de un flaco de no más de 17 años, el cual se presentó, con pelo engominado, saco, corbata, de una prolijidad increíble, y nos dijo: "mi apellido es Lecsese y a partir de hoy voy a ser su preceptor". Luego me enteraría que era un alumno de 5to año, algunos de ellos cumplían las funciones de preceptor."




LOS PRECEPTORES
Estos personajes merecen una párrafo, porque a mi entender, forman una parte importante en la historia del Colegio, personajes de un tipo muy especial, que hoy ya no existen.
Como ya comenté antes, estaban los preceptores alumnos, de 4to y 5to año, y los preceptores a sueldo del colegio. Eran más jodidos y estrictos los preceptores alumnos que los preceptores contratados.
El jefe de preceptores se llamaba en esos años Granero.

HUEVO
Este era el apodo que tenia un preceptor contratado, que creo había sido alumno del colegio, llamado Jorge Espeche, un tipo muy particular, pelo engominado también, con un corte militar, impecable saco, camisa y corbata, y con unos zapatos negros con cordones, con una punta importante.
La impresión que causaba Huevo entre nosotros, los alumnos de 1er año, era sin exagerar de terror.
En la formación del patio a la entrada, decía: “Señores Silencio”, y se ubicaba en la parte trasera de la fila, y desde esa posición controlaba a todo el grupo. En esos años el JVG era exclusivamente de varones, y desde esa posición estratégica, observaba que no hubiera el mínimo movimiento, ni la mínima charla. Ante un movimiento o charla se acercaba sigilosamente desde atrás, y venia el puntinaso a los tobillos (con sus zapatos negros de punta), o un golpe seco con los nudillos en la parte trasera de la cabeza, luego decía: “Dije Silencio”.
Nos llevaba al aula en estricta formación, nos paraba en la puerta de la misma, y ante su orden: “Señores Entrar”, entrábamos. Y nos quedábamos parados al lado de nuestros pupitres de madera marrón. Ante la orden de Huevo: “Señores Sentarse”, nos sentábamos, y luego venia nuevamente: “No hablar”, tomaba lista, y esperábamos la llegada del profesor. A la entrada del mismo Huevo ordenaba: “Pararse”, y una vez que el Profesor se sentaba en su escritorio, que estaba sobre una tarima de madera, Huevo ordenaba: “sentarse”.
Pasado un tiempo nos dimos cuenta que Huevo era un gran tipo, que él se divertía con nosotros, y nosotros con él, porque cuando el puntinaso le tocaba a otro, la risa que nos causaba a los demás era impresionante. Lo tuve también en mi ultimo año en el Colegio, y llegó a tener con el grupo una gran relación, puedo decir que lo quisimos mucho, y perder el contacto con él fue una de las cosas que más nos dolió cuando egresamos.

LAS CLASES DE ERUCACION FISICA
Se desarrollaban en el gimnasio del Colegio y también en Parque Pereyra.
Del Parque Pereyra lo que me quedó grabado, fueron las vueltas a la manzana de la Iglesia (precalentamiento) que nos hacia dar un Profesor. Es una manzana que tiene más de 100 m por cuadra, quedábamos destruidos.
En primer año tuve un profesor de Educación Física de apellido Pillizuk o algo así, era también un personaje muy particular, en el gimnasio del colegio, cuando culminábamos las clases de E.Física, nos mandaba a duchar, y nos daba un tiempo exacto para ducharnos y vestirnos, cuando estaba por culminar ese tiempo, se presentaba con su cronómetro en la puerta de la ducha y comenzaba una cuenta regresiva hasta cero, cuando cantaba el cero, teníamos que salir a la carrera, como estuviéramos, y formarnos en el gimnasio, mandaba a un alumno al vestuario a buscar todas las prendas que hubieran quedado allí, hacia una pila en el piso, tomaba de a una, preguntaba de quien era, una zapatilla, una toalla, etc., cuando íbamos a retirarla, nos hacia poner de espalda y venia el golpe seco y certero en la parte trasera de la cabeza. Esto generaba mucha risa de todos los demás chicos.

CASTELLANO DE PRIMER AÑO
En 1ro 1ra del turno tarde, esta materia la dictaba un profesor de apellido Huerta o Huertas, era un tipo muy especial, rapado, mejor dicho con la cabeza totalmente afeitada, de carácter muy severo. El primer día que lo tuvimos nos obligó a tomar una postura muy peculiar para ser utilizada por nosotros mientras el dictaba la clase: era ubicarse sentados en el pupitre con las dos manos cruzadas en la espalda. Según el lo hacia por nuestra salud, ya que esa postura era óptima para que nuestra columna no se deformara, y de paso para que no nos distrajéramos con objetos como lápices, tizas, papelitos, etc.
Siempre serio, según el, era un gran nadador de aguas abiertas, hasta había nadado en el lago Nahuel Huapi.
En 1968 había cambiado el sistema y el año se dividía en 2 cuatrimestres, se aprobaba la materia con 6 y esa calificación surgía del promedio de los 2 bimestres y de un examen cuatrimestral. Cuando tuvimos el primer examen cuatrimestral con Huertas, todos estábamos seguros de que iba a ser imposible copiarse. Llegó Huertas, dio los temas, acomodó sus papeles en el escritorio, y cuando todos estábamos seguros de que iba a empezar a circular por los pasillos que estaban entre los pupitres, vigilando que no nos copiáramos, Huertas encaró hacia la puerta del aula y desapareció, quedando la división sin profesor en el medio del examen. Sacamos machetes, libros, apuntes, nos copiábamos entre nosotros, y de repente sentimos pasos por el pasillo y apareció la cabeza pelada de Huertas asomada por el marco de la puerta, se escondía y volvía a aparecer, muerto de risa, se iba nuevamente y volvía, su cabeza aparecía y desaparecía, a diferentes alturas del marco de la puerta de entrada, siempre sonriendo, no podíamos creer que ese hombre tan serio y riguroso hiciera esto, lo quisimos mucho, y aunque parezca mentira aprendimos también mucho con el.

EL TEATRO
En el teatro del Joaquín, un día nos avisaron que íbamos a tener un espectáculo de un mimo. Yo nunca había visto uno. Ese día vino al teatro a deleitarnos nada menos que Marcel Marceau, el mejor de todos los mimos del mundo.
Recuerdo que allí por 1972, también en el teatro, hubo una charla política, que dio no se quien. Había en ese entonces un gobierno militar, el del Gral. Lanuse, recuerdo que levante la mano para hablar, y pronuncié una proclama revolucionaria, llamando a levantarnos en armas para derrocar a la dictadura... hoy lo pienso con frialdad, y pensando en lo que vino después me da miedo.

EL ASCENSOR Y LA ENTRADA DE PROFESORES
El colegio tenia 2 entradas, una exclusiva para profesores y preceptores, ubicada en la esquina de la ex Australia y Montes de Oca, y la otra en Australia a mitad de cuadra, únicamente para los alumnos. Era una falta grave que los alumnos intentáramos ingresar por la entrada de los profesores, y más grave aún utilizar el ascensor, al que sólo tenían acceso los profesores.

LAS CHICAS
Lamentablemente para mi, en mi ultimo año en el colegio, el mismo se transformo en colegio mixto. A mi división 5to 2da llegaron dos chicas, las que fueron muy bienvenidas. Una se llamaba Rosa Romano, y la otra Liliana Sagales. Sobre esta última tengo que hacer una observación: venia al Joaquín con una minifalda y un guardapolvo blanco recortito, tenia unas piernas impresionantes, se sentaba en el primer pupitre, y nuestro profesor de contabilidad de 5to año, Cr. Degubea, se volvia loco, la mandaba a borrar el pizarron a cada rato, para su deleite y el nuestro también... les puedo asegurar que el rostro le cambiaba de un rosa a un rojo muy subido.



Terminar 5to año, y dejar el Joaquin, fue para mi y todos mis compañeros un dolor muy grande. En lo que a mi respecta no lo queria dejar, me inscribi luego de mi egreso para trabajar de preceptor, y luego la vida me fue llevando por otros rumbos.
Mi eterna gratitud a todos los profesores que tuve en esos cinco hermosos años, cuyos nombres no recuerdo de todos: LOPEZ de Matemática, HUERTAS de Castellano y Literatura, CAMAROTTA de Geografía, PILLIZUK de Educación Física, DEGUBEA de Contabilidad, PALIEIRO de Física, al Rector de mis cinco años en el Joaquín Sr. CACERES ZELAYA, al Vicerrector Sr. BERGER, y por supuesto a mi primer preceptor alumno Sr Lecsese, y al increíble "HUEVO", Sr Jorge Espeche."

2 comentarios:

  1. Néstor Pato Salveminilunes, mayo 11, 2009

    TIEMBLA EL ATRIBULADO..............
    Muchas gacias Daniel por compartir estos relatos, testimonios de una época difícil de entender para los jovenes de hoy, pero como vos decis muy bien, muchos se ocultaban en su coraza pero en el fondo eran muy buenas personas.

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  2. Eduardo:
    Muchas gracias por haber publicado mi nota en tu blog.
    Pasando a otro tema, te comento que hace un tiempo se me habia ocurrido una idea: hacer una movida, para que el joaquin volviera a ser nacional. Yo se perfectamente, que hoy en dia no hay colegios nacionales, pero el joaquin podria llegar a ser el primero, su larga trayectoria y prestigio pasado, lo merecen, que te parece? se que es una movida dificil, pero te la propongo.
    saludos
    daniel

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