25 de julio de 2012

Un relato que involucra al Atribulado Amor.



"Estimado Eduardo:
Que alegría me causó encontrar por google la página del Joaquin uno. En mi caso es como River un sentimiento.
No tuve como vos la oportunidad de ser alumno, pero ingresé como preceptor suplente en el TT en 1977 con 19 años, tambié fui preceptor titular en el TM, siendo compañeros, recuerdo que en el 78 me cubriste 2 días a la tarde cuando viajé a Bariloche con mis alumnos de 5to 2da TT. Por el 82 fui pro secretario interino y titular, y en el 83 secretario suplente, interino y titular por el fallecimiento a fin de años de don Diego Pedro Vilela.
tengo muy buenos recuerdos tuyos, visitarte en el depto. en La Boca, pasarte a buscar por la puerta de tu casa cuando te mudaste al centro con mi Citroen. Era tan inconciente que te lo daba para manejar, y una vez por Alpargatas casi nos parten en 2.
Yo vivía en Talcahuano y M.T.de Alvear con mis viejos y te pasaba a buscar a eso de las 7 de la matina subiendo al auto un zombi (vos), y ahí te pasaba el volante.
El recuerdo que tengo fue que por Azara (no se porque ese día no fumos por Hornos) en una esquina te pusiste a la par de un camión del lado izquierdo para pasarlo, pero el camión frena y le da paso a otro camión que venía por Azara por la derecha y justo ahí estábamos nosotros. No pegaste ningún volantazo. Dios hizo que frenaras justo al lado del camión que ibas a pasar.
Recuerdo que los dos quedamos más blancos que una tiza y creo que agarraditos de las manos para ir al cielo juntos. Disculpas no pediste porque perdiste la voz por unos minutos. 
Yo, como Bachiller Nacional con Orientación Docente, cuando me bajaron las bolas de la garganta te dije bien docente que no tenías que hacer pases en las esquinas, y como si nada seguimos viaje hasta el Joaquin.
No te pohibí y te seguí buscando, y al día siguiente ya estabas otra vez al volante pero con una experiencia importante. No dijimos nada a nadie. Lo único que no me cierra es porque no fuimos ese día por 9 de Julio hasta Constitución y después Herrera... El auto quedaba siempre estacionado por Isabel La Católica, España o Rocha.
Te castigaba cuando te quedabas dormido y me hacías esperar más de 10 minutos: no te dejaba manejar, íbamos como los bomberos.
Alberto Marque


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