12 de junio de 2009

Del atribulado y una Marta Veleiro contando algo de Whelan.

Tenía ganas de contar con la versión de alguien que haya aprobado matemática financiera con Whelan y lo encontré. Marta Veleiro nos regala un riquísimo relato que pinta a este extraño personaje sobre el cual no sabremos nunca la verdadera razón de su obsesión por las matemáticas, el sadismo con el que frustraba a tanta juventud y porque las autoridades lo mantenían en su cargo.
Nunca me olvidaré de Nicolás Florencio Whelan.
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Se decía que donaba su sueldo íntegramente a la cooperadora del colegio en una especie de reconocimiento. Él y sus hijos eran ex alumnos, y sus nombres estaban en bronce en el cuadro de honor! Por aquellos años me regalaron un ovejero alemán y lo bauticé Nicolás Florencio lo que demuestra el nivel de masoquismo adolescente que ese profesor generaba en mí. Aún guardo la carpeta de matemática financiera, gruesa como una guía de teléfonos, es la única que guardé de toda la secundaria. Pensé que sería un ejemplo de como llevar una carpeta con índice, hojas numeradas (480 en total), títulos subrayados, número de clase y cada día, a manera de visado, la firma de mi madre al pie de la hoja. Quise repetir la experiencia en otras oportunidades pero me fue imposible. También traté de usarlo como ejemplo para el estudio de mis hijos pero el resultado fue adverso.
En las primeras semanas de clase eligió ocho alumnos para ir de visita a una gran empresa; por supuesto que de 5to 2da no eligió a ninguno. Los que fueron comentaron que el mismo Whelan los llevó en su auto y en el de su señora ¡manejando ella! Que había estado gentil, ameno y los invitó a almorzar y que su esposa lo llamaba “mi calcuradorita” ¡qué menos!
El castigo general para un mal comportamiento en clase era traer para la próxima diez cuentas de multiplicar, de dividir o logaritmos de al menos diez cifras que él mismo nos daba. En ese tiempo no eran comunes las calculadoras de bolsillo así que era todo a cerebro y dedos. Al entregarlas elegía a uno al azar y le hacía repetir alguno de los ejercicios en el pizarrón para comprobar que no se hubiese copiado o recibido algún tipo de ayuda. Al finalizar te preguntaba: "Ahora explíqueme, ¿cómo llegó a este número?"
Whelan hacía las cuentas de memoria con sólo verlas y conocía el resultado antes que el desdichado terminara.
Las pruebas las traía escritas previamente en papel de calcar. Cuando la entregábamos nos calificaba y luego debíamos exponer cual era nuestra opinión sobre la nota y si no estábamos de acuerdo explicar cual sería la calificación que a nuestro parecer nos merecíamos. Él sellaba las hojas con un fechador y les ponía el número de tema. El primer examen fue el 10/4/74 y consistía en cuatro puntos. Dos netamente referidos a la materia y dos algo extraños los que aquí transcribo:
Tema 4:
a) Concepto del número 2.
b) Biografía de Descartes.
Mi respuesta al primer punto fue: número real, positivo y par. Respuesta correcta. En el segundo punto sólo mencioné que ese tema no había sido visto en clase. Luego de que todos entregáramos las hojas él develó las dos respuestas. Dijo que lo de Descartes estaba en el libro y deberíamos haberlo leído. Mi nota era un 2,5 (sic dos y medio puntos, él era tan detallista qué lo escribía en números y letras para que no quedaran dudas). Debajo estaba su firma y un lugar para la mía sobre una nota que decía “Conforme”.
Si a Whelan se lo escuchaba con atención era sencillo saber que todo lo que decía estaba en el libro de matemática financiera y lo podía llegar a tomar. En el segundo examen pidió que calificáramos matemáticamente la estructura del Premio Nobel. Largo tiempo quedé pensado a qué se refería con eso. ¿Sería a su tamaño? ¿su forma? ¿su consistencia? ¿qué tiene que ver esto con matemáticas? No la contesté. La respuesta era: “es una renta vitalicia”. Una vez terminado el examen dio las respuestas y recién ahí recordé que lo había dicho cuando explicó el tema: “un ejemplo de renta vitalicia es el Premio Nobel”.
Las notas conseguidas en los bimestres no me daban y me llevaba la materia a marzo o diciembre. ¿Cómo sería eso de dar examen?, ¡nunca me había llevado una materia, no lo podía creer! A pesar de mis esfuerzos por entender, prestar atención y hacer todo lo que él decía no acertaba una ¡parecía que hablaba en otro idioma!
Confieso que a veces me dormía en sus clases pero un día justo cuando estaba captando algo, Whelan me dijo en forma intempestiva:
− Sita Veleiro -sic: el tipo nos decía “sita” en lugar de señorita- vaya al baño a lavarse la cara para despertarse.
No lo podía creer ¡justo ese día que le estaba captando!, me levanté y le dije:
Yo no me estoy durmiendo, es más, lo sigo atentamente…
− No importa, vaya a lavarse la cara a ver si se despierta
−ya qué insistió salí y aproveché para dar una vuelta por el colegio.
Regresé sobre el final de la hora, después que sonó el timbre, mientras salíamos al recreo, Whelan me llamó.
Sita Veleiro, he revisado sus notas en las otras materias y los promedios con los que terminó 4to año y es usted una excelente alumna especialmente en matemática. También hablé con otros profesores y le tienen un muy buen concepto ¿qué le pasa en mi materia? ¿por qué no presta atención, se dedica más y rinde?
− Usted se equivoca…
− ¡Yo no me equivoco nunca!
− Yo trato de entender pero parece chino básico y justo que hoy estaba captando usted me manda al baño porque cree que me estaba durmiendo…
− Le reitero que yo nunca me equivoco y para que vea que tengo razón de ahora hasta fin de año usted hará en todas las clases una exposición del tema a tratar y al final del curso vamos a hablar de razones.
Ahí comenzó mi calvario. Teníamos matemática financiera las dos primeras horas los lunes y miércoles. Para poder cumplir con su pedido llegaba al colegio media hora antes para escribir el tema del día en el pizarrón antes que él entrara. Luego hacía una explicación del tema y respondía algunas de sus preguntas. Para poder hacer esto le quitaba tiempo a las otras materias y a pesar de mis esfuerzos no conseguía subir mis calificaciones en su materia.
El 7/8/74 escribió en mi carpeta: “Srta. Veleiro: Es importante su labor en esta carpeta pero no llega a traducirla en sus exposiciones además de no participar en clase. Deseo supere sus problemas”
El 23/9 dejó otra nota: "Srta. Marta Veleiro (aquí ya puso mi nombre ¿vendría mejor la mano?): En la revisión de día 7/8 señalé qué debía tener más participación activa y labor en clase. En este último tiempo ha demostrado ser capaz de hacerlo en especial en la exposición del día de la fecha. Deseo continúe así. Visada esta revisión por su Señora Madre, procederé a elevar esta carpeta al Sr. Rector Profesor Eduardo Cáceres Zelaya, a quien destaco su ahínco y firme propósito de progreso en el estudio de la asignatura. Destaco su comportamiento y su formación personal felicitando por ello a su hogar. Buenos Aires, septiembre 23 de 1974”. Termina con su firma y sello.
Como siempre la terminé firmando yo haciendo las veces de madre y se la llevé al rector. Luego la retiré y me encontré con una nota de Cáceres: “Srta. Veleiro: La felicito por el hermoso concepto que de usted escribe el Señor Whelan, Rectoría 2/10/74 su firma y el sello correspondiente.
Faltando algo más de un mes para finalizar las clases, Whelan hizo expulsar a un compañero nuestro, no recuerdo bien el motivo. Al perder la regularidad el pobre debería rendir libres todas las materias. Estábamos indignados y los chicos hicieron una huelga para que se reviera la decisión. Cuando Whelan entraba al salón saludaba y nadie respondía, luego pasaba banco por banco haciendo el saludo personalizado con igual respuesta. Al no encontrar respuesta a nuestra queja redoblamos la apuesta y cuando él entraba todos salíamos en silencio y nos formábamos en el patio. Esto ponía en riesgo la aprobación de la asignatura para los pocos que aún tenían alguna posibilidad pero en solidaridad salieron sin chistar. Por suerte para nuestro compañero, luego de un tiempo conseguimos se reviera la decisión.
Era insoportable soportar la disciplina que Whelan pretendía imponer e imposible seguir sus clases de matemática a un nivel que no se condescendía con el exigido por el colegio en los años anteriores. Nos revelaba el hecho que él nos aplazara gratuitamente.
Llegó la época del cierre de notas. Para el “acto” citó al rector y ante él nos iba llamando por riguroso orden alfabético. Whelan estaba parado junto a Cáceres y nos hacía ubicar delante de ambos para exponer el concepto qué tenía de la “víctima” y el desempeño mostrado durante el año. Luego recitaba todas las notas obtenidas y el promedio final. Finalmente nos hacía salir y esperar en el patio. La nota que iría al boletín se obtenía de la siguiente fórmula: “una por examen, otra por la carpeta y por concepto” promediaba y de ahí el resultado.
Para poder levantar el aplazo necesitaba un promedio de 9,50 y sabía que no me lo daría. No me quedaba más que aguantar toda esa ceremonia ya que por lista era la última. Margarita y Nelly aprobaron… ya lo suponíamos. Ellas estaban tristes por mi suerte, sabían muy bien el sacrificio que había hecho para poder aprobarla. Finalmente llegó mi turno. Whelan expuso ante el rector todo lo que había hecho en el año incluso la discusión y cual había sido la carga encomendada y de que forma la había cumplido; terminado comenzó a relatar las notas tal cual yo lo suponía y la suma, según la fórmula, daba 9...
− … y un 10 más porque… ¡sí!, nueve cincuenta puntos (sic). Sita Veleiro ha aprobado el curso, ahora dígame: ¿quién estaba equivocado?
− ¡Yo profesor, yo estaba equivocada!
−estrechó mi mano y me entrego la carpeta.
Salí y me abracé con las chicas, no podía salir de mi asombro tenía una alegría enorme aunque había sido algo chupa medias por darle la razón al final.
Esta es la última nota de Whelan en mi carpeta:
“Srta. Veleiro: Las proyecciones en el curso previstas en la revisión del día 23/9 visada por el Sr. Rector el 02/10 se han cumplido. Deseo que el nivel alcanzado asegure su propósito de realizar la etapa universitaria en nuestra especialidad. Al indicarle guardo de usted un elogioso concepto, le deseo mucho éxito en el futuro. Buenos Aires, noviembre 13 de 1974, firma y sello”.
Por Whelan y a la luz de mi desempeño decidí mi ingreso en la Facultad de Ciencias Económicas en lugar de antropología o historia antigua que era mi vocación antes de cruzarme con él. Faltándome siete materias para terminar planté bandera reconociendo que no era lo mío.
Ahora me pregunto... ¿quién tenía razón?
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gracias Nestor y Marta

2 comentarios:

  1. Qué recuerdos! Promo 1972, parecido.
    Teníamos exámenes bimestrales....
    Primer examen, panchos a diestra y siniestra, algunas notas estrafalarias (0.25, 0.45...)... me llega el momento por orden alfabético, en la S, .... yo esperando el guadañazo..... Me da la prueba... Diez puntos, así en letras.
    Aumenté dos tamaños de ropa instantáneamente... La carpeta por algún lado andará, pero me acuerdo hasta de la letra....

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  2. Whelan, que profesor! era un lujo aprender matemáticas con el, tuve que dar examen en Diciembre, mi promedio era 6,68 pero me hizo aprender matemática financiera. Yo curse con el en el año 1963 y en la mesa de examen estaba Whelan con Sara Pupato Bourguet

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