He visto la foto de la cena de fin de curso y la recuerdo porque otros compañeros la tienen.
Nosotras no la tenemos ni estamos porque ¡no fuimos! Margarita estaba castigada “de por vida” y la verdad es que no sé como zafó de no ir directamente a un convento. Les cuento.
Marga siempre fue una excelente alumna, nunca se llevó una materia y a pesar de haber pagado esa cena y el viaje a Bariloche no pudo ir. A Bariloche no fue porque su madre y su tía a último momento se lo prohibieron; el motivo era que estaba de novia con uno de nuestros compañeros (“Paco” Pacheco) y él no era del gusto de la familia ¡algo así como Capuletos y Montescos! Ella estaba enamoradísima de él y su madre preocupadísima por lo que harían en Bariloche. El salvoconducto era la prohibición de salir con “Paco” y al final lo único que consiguieron fue un efecto contrario. Margarita vivía en forma alternada con su madre y su tía y poco a poco la relación con ambas se fue tensando hasta que terminó por explotar cuando, junto a otros compañeros, Margarita cayó presa.
Por suerte yo me encontraba con otra compañera (Nelly Ferrignio) en el bar “El estudiante” junto al profesor Picado de contabilidad dando lección para cerrar nuestras notas. Por esa fecha y debido a los sucesos que se relataronn en otra oportunidad, no se nos permitía ingresar al Joaquín y Picado nos estaba haciendo la gauchada. En medio del “recuperatorio” ingresó uno de los compañeros avisándonos qué la policía había parado un colectivo de la línea 12, hizo descender a los pasajeros y subieron en calidad de detenidos a varios compañeros entre ellos a Margarita. Nos trasladamos junto a Picado a la comisaría y al llegar ya algunos estaban siendo liberados; no era el caso de Margarita ya qué ella era muy contestataria y con 18 años cumplidos. Picado, con buen criterio, nos pidió que llamáramos urgente a los padres de ella ya que la cosa no pintaba bien y se sabía: una chica dentro de una comisaría la pasaría mal. Nelly y yo nos aterrorizamos y llamamos a la casa de una vecina porque la madre de Margarita no tenía teléfono. Cuando la madre tomó la llamada yo no tuve mejor idea que decirle:
− No se preocupe pero Margarita está presa (sic)…
Los gritos de la madre eran ensordecedores. Cuando se calmó me preguntó:
─ Y… ¿por qué está presa?
− La llevaron presa por tenerles los libros y los sacos a los chicos que estaban haciendo lío por no poder ingresar al colegio.
− Pero ¿por qué Nelly y vos no están presas?
− Es que nosotras estábamos en el bar rindiendo contabilidad con el profesor Picado −terminé por embarrarla aún más.
La madre cortó y salió de raje hacia la comisaría mientras que a Margarita en el ínterin que yo hablaba por teléfono la largaron y se volvió a su casa. Marga y su madre se cruzaron pero sin encontrarse. La madre regresó a la casa con toda la información que le dió la policía y se encontró con su hija sana y salva… hasta ese momento. Coincidió que el encuentro fue sobre las 15, hora que Margarita llegaba todos los martes de la clase de gimnasia.
− ¿De dónde venís Margarita? −preguntó la madre.
− ¡De gimnasia mamá!, ¿de donde querés que venga? Encima hoy nos mataron ¡estoy tan cansada!
¡Pobre Margarita casi la matan y yo casi pierdo a mi mejor amiga! Por una semana no me dirigió la palabra y pensar que yo sólo quise ayudarla. Aún hoy suele reprocharme: “Claro la niña modelo estaba con el profesor y no tuvo mejor idea que decirle a mi vieja “no se preocupe pero Margarita está en cana”.
Le pedí muchísimas veces perdón y le juré que haría la misma penitencia que le fueran a imponer y ese fue el motivo por el cuál nos perdimos la cena y otras tantas salidas pero pude recuperar para siempre la amistad con Margarita.
Debido a estos y otros sucesos, Margarita juró qué ni bien cumpliera los 21 años se iría de su casa y tal vez del país y así lo hizo; emigró a USA en 1978. Yo pensaba acompañarla pero las vueltas de la vida se encapricharon pero de todas formas nos hemos visitado a lo largo de todos estos años fortaleciendo aún más nuestra amistad.
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gracias Marta y Nestor.
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