6 de septiembre de 2009

Seguro que a alguno/a le pasó.

Para los que miran a otra persona de su misma edad y piensan: "seguramente yo no puedo parecer tan viejo"...
Bueno, lean esta historia.
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"Mi nombre es Angie y estaba sentada en la sala de espera del dentista para mi primera consulta con él.
En la pared estaba colgado su diploma, con su nombre completo.
De repente, recordé a un muchacho alto, buen mozo, de pelo negro, que tenía el mismo nombre, y que estaba en mi clase del Joaquin, como 30 años atrás.
¿Podría ser el mismo chico del cual yo estaba secretamente enamorada?
Después de verlo en el consultorio, rápidamente deseché esos pensamientos. Era un hombre pelado, canoso, su cara estaba llena de arrugas, y lucía muy viejo como para haber sido mi compañero de clase.
Después de que examinó mis dientes, le pregunté si había cursado en mi secundaria.
"¡¡¡Si, si!!!", sonrió con orgullo.
Le pregunté: "¿cuándo te graduaste?"
Me contestó que en el 76. -"¿Por qué me lo preguntás?"
Y yo le dije: "¡estabas en mi clase!"
Él me miró detenidamente y, entonces, ese FEO, CALVO, ARRUGADO, GORDO, CANOSO, DECRÉPITO, HIJO DE PUTA, me preguntó: "¿DE QUÉ ERAS PROFESORA?"
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N. de la R.: buenííísimo... gracias Sebastián.

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