En agosto de este año estuve en Buenos Aires y una visita que me debía era ir al
Joaquín.
Quería verlo otra vez, recorrerlo, extrañar y recordar... todo al mismo tiempo.
Y no resistí la tentación de sacarme fotos en el patio, hoy decorado con vistosos murales en la medianera del edificio lindante, pero no pensando en el blog sino pensando en todo lo que ahí vivi junto a mis compañeros.
Hermoso por donde lo miremos...
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